nº25

Cada día por las mañanas, aun metida en la cama
Y sin abrir los ojos, mi mente se entretiene pensando
Donde mecer, donde acunar el lloroso y triste nuevo día.
Quizás, ocurra algo inesperado que me llame la atención,
Quizás alguna nota discordante asome hoy tras mi ventana
No se si para reír o llorar sin consuelo.
Suelo asomarme al balcón para encontrarme con la brisa temprana,
Este año el estío es llevadero y el fresco de la mañana lava mi cara aun dormida.
Respiro hondo, deseando que el resto del día sea indulgente y benévolo conmigo,
Que mi desgana e inapetencia por existir se desvanezca
Aunque tan solo sea en un fugaz y efímero momento.
Siempre suelo buscar, y nunca encuentro….
Alzo mis brazos y no alcanzo, miro y jamás veo….
Mientras, la mañana, avanza despacio, mi mente recorre miles de trazos
Y siempre acabo sin entender el por que de recorrerlos
Al final de todos ellos siempre me encuentro con la misma palabra: “cobarde”.
Entre trazo y trazo me da tiempo a soñar y es que mi mente abarca,
Quizás demasiado para la persona que soy, pero soñar es olvidar el presente
Y aunque se que he de despertar, que mis días seguirán siendo un tanto oscuros
Me deleito en mi sueño, en un amor oculto, en una dulce agonía
Que me deja repleta de añorados recuerdos y una lagrima llena de melancolía
Recorre mi mejilla hasta llegar a mis labios y es entonces cuando me doy cuenta
De que no he sabido aprovechar mis días, que tras un velo he estado atrapada.
Demasiados años no siendo yo, demasiados para ahora querer olvidar vivencias existentes que, aunque han quedado atrás, forman parte de mi pasado.
Ya esta entrada la noche y suelo salir a mirar si veo alguna estrella.
Siempre las miro y recuerdo que cada una de ellas es uno de mis besos queriendo alcanzarte, respiro hondo y me digo a mi misma que un día más he tenido el valor
De volver a recordar mi pasado y que como casi todos los días ninguna nota discordante
Ha hecho que mis ojos mirasen hacia otro lado.